¿Sabemos mediar el uso de nuestros hijos con el dispositivo?, ¿Que es mediación activa y restrictiva?, ¿Para todas las edades es igual?. Estas son preguntas que como padres e incluso como profesores nos planteamos ante esta oleada digital que va ganando terreno en nuestro día a día.

Para ello sabemos lo importante que es, que los padres tengan respuestas claras y concretas ante estas situaciones y desde los colegios podamos empezar una labor de formación que pueda continuar en el hogar. Nuestros hijos utilizan habitualmente una gran variedad de dispositivos tecnológicos para acceder a Internet: móviles (tanto suyos como de sus padres), tablets, ordenadores, videoconsolas… Y no se quedan sólo en navegar por páginas web, pues participan activamente en redes sociales, utilizan aplicaciones de mensajería instantánea, juegos online, etc.

 

En general, hablar de mediación parental es hablar de dos tipos de estrategias, que son complementarias y deben ponerse en práctica simultáneamente:

  • Mediación activa: supervisión, acompañamiento y orientación. Supone una implicación de los adultos, antes, durante y después de que los menores utilicen las tecnologías digitales. Dar ejemplo al utilizar las nuevas tecnologías, hablarles sobre los riesgos reales de Internet e interesarnos sobre su comportamiento online son actitudes educativas que requieren ser parte activa de su desarrollo.
  • Mediación restrictiva: establecer reglas y límites. Para que los menores aprendan progresivamente a navegar con seguridad, sin la compañía de un adulto, es necesario establecer unas normas que irán adaptándose a su edad y madurez. A la hora de poner en práctica estas normas, pueden ser de ayuda las herramientas de control parental, las cuentas de usuario limitado para los menores y las aplicaciones diseñadas específicamente para ellos como los buscadores infantiles.

Niños y niñas pequeños, de 3 a 5 años

  • Siempre acompañados. La prevención debe empezar desde el primer momento que acceden a dispositivos tecnológicos, o incluso antes. Nunca deben estar solos en Internet, y podemos aprovechar este acompañamiento para compartir sus experiencias e inculcar en los menores valores y actitudes sobre seguridad y privacidad. Si en algún momento el menor puede quedarse a solas con un móvil o una tablet, debería eliminarse la posibilidad de que acceda a Internet de forma accidental.
  • Normas claras desde el principio. Desde el principio es necesario poner unos límites en cuanto a tiempo y momentos de uso. Es esencial que estas normas estén claras, recordarlas de vez en cuando y no hacer excepciones habitualmente. Es una buena práctica que ellos participen en la creación de estas normas.
  • Selección de contenidos. Todos los contenidos a los que vaya a acceder el menor debemos elegirlos previamente para asegurarnos de que son apropiados para su edad y madurez.

Niños y niñas, de 6 a 9 años

  • Conexión a internet limitada. A medida que los menores crecen también pasan a ser más autónomos. Por ello configuraremos una conexión a Internet limitada en función de la madurez del menor, en todos los dispositivos que pueda utilizar.
  • Contenidos adaptados y de calidad. Si los contenidos ya no son seleccionados con anterioridad, es recomendable el uso de programas de control parental que limiten los contenidos accesibles, fomentando contenidos apropiados y positivos.
  • Adaptación de las reglas y límites. Las reglas y límites deben ir variando según el menor crece, madura y adquiere mayor responsabilidad. Las herramientas de control parental pueden ser útiles en cuanto a límites de tiempo o contenidos, pero siempre razonaremos estas reglas con el menor, para que las comprenda. Por ejemplo, por qué no debe compartir su teléfono o su dirección.
  • Profundizar en el uso responsable de Internet. A esta edad es necesario remarcar aspectos como el cuidado de la privacidad, la protección de dispositivos y el espíritu crítico ante la información que puedan encontrar. Además, empezaremos a dar importancia a su socialización y el contacto con otras personas a través de Internet.

Preadolescentes, de 10 a 13 años

  • Entornos más abiertos. Poco a poco iremos eliminando restricciones y ampliando su capacidad de decisión en cuanto a los contenidos, adaptando los controles parentales existentes.
  • Selección de videojuegos. La mayoría de las videoconsolas también tienen conexión a Internet, y es uno de los contenidos más utilizados a esta edad. Para seleccionar qué juegos son adecuados, los códigos PEGI pueden servir como orientación.
  • Establecer normas en familia. Las normas deben ir adaptándose al desarrollo del menor y ser consensuadas, de este modo será más fácil que se comprometan y las acepten. Incidiremos especialmente en temas como el respeto a los demás, la reflexión antes de publicar y ser selectivo con los contactos que se agregan.
  • Establecer criterios para su primer móvil. A pesar de la presión social, debemos valorar si el menor es suficientemente maduro como para tener su propio teléfono móvil. Llegado el momento, consensuar las normas de uso y tratar con ellos los posibles problemas y consecuencias que se pueden dar.
  • Prevención ante los problemas más comunes. Es en esta franja de edad cuando los casos de ciberbullying aumentan, debido a la entrada en las redes sociales. Del mismo modo, aparece la curiosidad por la sexualidad, trayendo consigo riesgos como sexting o grooming. Por ello, es importante trabajar estas temáticas de manera anticipada, para estar preparado ante posibles incidentes, fomentando que acudan a nosotros si existe un problema.

Adolescentes y jóvenes, de 14 años en adelante

  • Mayor autonomía. Las restricciones y controles parentales a estas edades pierden poco a poco su utilidad, por lo que impulsaremos su responsabilidad sobre los contenidos o temáticas que puedan atraer su curiosidad, como violencia, pornografía, modas dañinas y comunidades peligrosas.
  • Uso responsable de las redes sociales y la mensajería instantánea. Su principal motivación para utilizar Internet es el contacto con otras personas, habitualmente a través de las redes sociales y la mensajería. Deben ser conscientes y críticos con la información personal que publican, priorizando el respeto a los demás.
  • Animarles a mantener una reputación positiva. Es necesario incidir en estas edades es la imagen de sí mismos que están trasladando a través de Internet y las consecuencias que puede tener tanto en la actualidad como en el futuro.
  • Consenso en las nuevas normas. De nuevo, normas y restricciones deben tender hacia una mayor libertad y autonomía. Los pactos familiares son útiles para que las normas sean aceptadas por los menores, siendo parte activa en las decisiones.