La inteligencia artificial (IA) es una tecnología que está adquiriendo mucha relevancia en los últimos años dentro de cualquier ámbito. Estamos viendo en sectores como en la medicina, el deporte o las finanzas está facilitando nuestra capacidad de decisión. Hemos pasado de ver una inteligencia artificial jugando al ajedrez hasta conducir coches.

Pero estas son tareas a las que estamos más o menos dispuestos a renunciar y admitir que las computadoras pueden funcionar mejor que nosotros; parece razonable que un día u otro, las computadoras estén conduciendo coches o sugiriendo nuestras compras.

Pero ¿qué pasa con el arte o la creatividad? Esto es algo en lo que siempre hemos podido confiar, en que siempre seremos mejor que cualquier inteligencia artificial; es difícil pensar que una computadora pueda crear obras como las de Dalí partiendo de un lienzo en blanco. Sin embargo, hace años podíamos pensar lo mismo sobre el ajedrez. Era el pináculo de la inteligencia humana, y demasiado complejo para que lo comprendieran las computadoras, hasta que Deep Blue de IBM en el año 1997 y tras dos partidas, asombró al mundo al vencer a Garry Kasparov, considerado el mejor jugador de ajedrez de todos los tiempos.

Desde entonces, las computadoras han superado a los humanos no solo en el ajedrez, sino en muchos otros juegos, incluido Go, un juego oriental milenario donde la inteligencia artificial de la empresa Google y Deepmind pudo ganar al campeón del mundo Lee Sedol en 2016.

¿Podría suceder lo mismo con las artes creativas?

Hoy en día ya se puede observar un progreso de esta tecnología en el campo de la creatividad, hay computadoras capaces de pintar, crear canciones e incluso escribir artículos. Es cierto que en muchos casos estas creaciones pueden resultar bastante simples, pero su mejora es exponencial y esto indica que en un periodo de tiempo será más difícil de distinguir el trabajo humano al de una máquina.

¿Cómo puede la inteligencia artificial ser creativa?

Si analizamos un poco en profundidad esta tecnología podemos destacar dos formas en donde nace esta creatividad artificial.

Una de ellas, y probablemente la que más se ha explorado es el estudio de los espacios conceptuales. Para explicarlo podemos imaginar el poder alimentar a una inteligencia artificial con unas técnicas de dibujo, unas reglas básicas de como pintar un retrato, junto una lista de grandes pintores donde se encuentren sus obras y sus estilos. Es decir, lo que hace que Goya pinte como Goya. Después podríamos pedirle a esta inteligencia artificial que pinte su propio cuadro, que parezca que esos pinceles fueron usados por el mismísimo Goya.

Transferencia de estilos

Esto no es ciencia ficción y los resultados que se están obteniendo son realmente buenos, como se puede observar en el experimento que realizó David Cope con EMI (Experiments in Musical Intelligence), donde una inteligencia artificial creó una nueva melodía imitando a Beethoven.

Dado un espacio conceptual de reglas y datos, la inteligencia artificial puede encontrar otras combinaciones posibles, dentro de este espacio, que aún no han sido exploradas. No solo es posible crear pinturas de alta calidad, también es posible hacer que hayan sido pintadas por un autor específico.

Por otro lado, tenemos otra forma de llamar a la creatividad por parte de la inteligencia artificial que ha sido menos explorada, se la conoce como “Doing Transformations”

Este concepto nace de la idea de que las computadoras puedan programarse a si mismas, sistemas que se denominan “desarrollo artificial” y se utilizan en algunos campos específicos con unos resultados bastante notables. Pero es cierto que es una de las formas menos exploradas y aún queda mucho campo que recorrer para generar esa creatividad artificial.

Aprender de las mejores obras

Una de las mayores dificultades en la creatividad por parte de una inteligencia artificial es la evaluación de nuevas ideas, ¿cómo puede una computadora comprender y evaluar sus resultados automáticamente? o cómo puede saber, de todas las obras que pintó, ¿cuáles conservar?

Los avances recientes en inteligencia artificial muestran que las computadoras pueden producir arte de alto nivel, a menudo capaz de engañar a los humanos para que piensen que fue creado por otro humano. ¿Podremos alguna vez dejar que las computadoras hagan esto por sí mismas, sin nuestra intervención? No en el futuro próximo. ¿Dejaremos alguna vez de consumir arte creado por humanos? Probablemente no. Sin embargo, podemos empezar a apreciar ambos.

Estoy convencido que, si los humanos y las máquinas colaboran, podemos producir cosas que ninguno de los dos crearía por sí mismo. La intersección del arte y la inteligencia artificial es un área realmente emocionante, aunque no siempre recibe suficiente atención

Sabemos que la inteligencia artificial es buena para identificar patrones, pero un poco menos efectiva para averiguar cuándo podría cambiar un patrón, «y mucho menos conectar un patrón a otro no relacionado, lo cual es crucial ingrediente de nuestra creatividad «.

La innovación se puede contextualizar mediante conexiones y relaciones sociales. Nuestra creatividad es impulsada por nuestros vínculos con los demás y sus ideas. Las redes neuronales y los programas de IA, sin embargo, no comprenden el contexto externo. No pueden adaptarse a las normas e interacciones sociales más allá del ámbito de su propósito específico y conjunto de datos.

La creatividad es casi imposible sin la capacidad de pensar metafóricamente, coordinar de manera proactiva y hacer predicciones que vayan más allá de la simple extrapolación [Anton Oleinik]. Por lo tanto, en el mejor de los casos, la inteligencia artificial puede imitar la creatividad, replicando y aumentando los resultados humanos existentes. La mayor parte de las creaciones de una computadora llegan después de una extensa consulta de conjuntos de datos.

Como conclusión podríamos decir que es prácticamente imposible crear un sistema de inteligencia artificial basado en reglas que pudieran imitar el proceso creativo humano. Tampoco se podría recopilar suficientes ejemplos que puedan abarcar la creatividad como un todo y usarse para entrenar una red neuronal artificial.

La creatividad humana también es muy subjetiva, y rara vez se podrá encontrar a dos personas que estén totalmente de acuerdo en lo que es y no es creativo. Los sistemas de inteligencia artificial actuales pueden, en el mejor de los casos, replicar partes del proceso creativo, pero nunca recrearlo en su totalidad.